Vincent van gogh busca novia.


Kitty contesto uno de esos avisos clasificados del periódico para buscar pareja.
Por teléfono el hombre parecía perfecto: se ganaba la vida entrenando perros para ciegos y había ido como voluntario a construir escuelas en Guatemala, donde una bala perdida le voló una oreja.
Mi amiga inexperta en avisos personales, y desesperada, lo invito a cenar antes de verlo. (Ni se le ocurra: las citas a ciegas son muy peligrosas.) Lo apropiado en estos casos es un encuentro en un sitio neutro del cual ambos puedan escapar con dignidad, jamás una comida a solas que se puede convertir en un largo martirio.
Ella esperaba una versión madura del che Guevara, pero llego una replica de vincent van gogh.
Nada ella tiene contra la pintura impresionista, a pesar que prefiere motivos astrológicos para sus pareces, pero aquel desconocido con los pelos color zanahoria y ojos despavoridos fue una desilusión.
Se arrepintió apenas lo vio. En fin ya estaba allí y no era cosa de cerrarle la puerta en las narices por cuestión de una oreja mas o menos.
Mi amiga no estaba en condiciones de ponerse quisquillosa por menudencias, pero ese hombrecillo era peor de lo imaginado en sus pesadillas.
Había planeado luz de velas y unas lentas sambas del brasil, pero no quiso provocar iniciativas indeseables en su huésped, de modo que encendió todas las luces y coloco una de sus composiciones musicales de zumbido de viento y aullidos de coyotes, que tienden a producir un letargo hipnótico. Se salto la copa de vino preliminar y otras cortesías de rigor y lo condujo directamente a la cocina, dispuesta a preparar unos tallarines de ultima hora, alimentarlo a toda prisa y despedirlo antes del postre.
El hombre la siguió manso, sin dar muestras de desencanto, como quien esta acostumbrado a recibir un trato mas bien brusco, pero una vez en la cocina algo cambio en su actitud, respiro hondo, inflando el pecho, se enderezo el esqueleto y sus ojito de libre recorrieron todo, tomando posesión del terreno, conquistándolo.
Permítame, dijo, y sin darle oportunidad a kitty de contradecirlo, le quito suavemente el delantal de las manos, se la amarro en la propia cintura y la instalo a ella en una silla.
Veremos que hay por aquí, anuncio, mientras rescataba de la nevera los ingredientes que ella había decidido guardar para el día siguiente y otros en los que no había pensado. Van gogh echo mano de ollas y sartenes como si hubiera nacido entre esas cuatro paredes.
Con gracia y destreza inesperada hizo bailar los cuchillos partiendo verduras y mariscos para dorarlos con mano liviana en aceite de oliva, lanzo los tallarines al agua hirviendo y preparo en una abrir y cerrar de ojos una salsa traslucida de cilanto y limón, mientras le contaba a su amiga sus aventuras en Centroamérica.
En pocos minutos aquel hombrecillo patético se transformo: sus pelos de payaso adquirieron la fuerza viril de una melena de león y su aire de naufrago se convirtió en serena concentración, mezcla irresistible para una mujer cono kitty.
El aroma que surgía de la sartén y el borboriteo de la olla empezaron a producir en ella una creciente anticipación, sintió que le corrían gotas de sudor por la espalda, empapándole la blusa, que se le humedecían los muslos y le hacia agua la boca, al tiempo que descubría, sorprendida las manos elegantes y la espalda ancha de aquel hombre.
Las heroicas anécdotas de Guatemala y los perros para ciegos le llenaron los ojos de lágrimas; la oreja cortada adquirió para ella el valor de una condecoración de guerra y un deseo irresistible de acariciar la cicatriz la estremeció de la cabeza a los pies.
Cuando van gogh coloco sobre la mesa una fuente con humeantes tallarines a la pescarote, como los llamo, ella suspiro vencida.
Saco de sus escondite la botella de vino francés, que pensaba reservar para otro candidato mas meritorio, apago la luz, encendió las velas y puso en el tocadiscos la samba lenta del brasil.
Esperame un momento, anuncio con un ronroneo de gata, voy a ponerme algo más cómodo. Y regreso con su traje de cuero negro y sus botas de domadora.
Ke suertuda kitty no? A veces los chicos se ven diferente cuando les vemos haciendo algo distinto a lo comUn. Las apariencias no son lo que tu eres. Eres lo que haces. ¿Qué haces por ella? ¿Qué haces por el? Ayyyy ya me dio hambre ..¿alguien sabe cocinar? haha
(Guardad el secreto de este tema rosa y contais a los ke mAS ameis) :P
bay.
Tema basado en el libro de Isabel allende Afrodita.
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